La faba fresca se forma a partir de la semilla de faba asturiana pero la recogemos a mano vaina por vaina en el momento justo de fin de ciclo de la cosecha y se desgrana al momento por las mismas manos que la recogen para obtener un producto fresco que aportara dos palabras mágicas a su cocina, calidad y practicidad.
Su calidad es insuperable, es suave al paladar, no notara piel alguna y estará extraordinariamente integra tras la cocción. Es digestiva y apta para toda la familia. También es práctica, pues evitamos el remojo y largos tiempos de cocción, fresca o congelada se añade directamente al agua en ebullición y en solo una hora tendrá su plato en la mesa.